Cuando la religión es usada como pretexto para animalizar al “otro”

A fines de febrero pasado, la congresista por Renovación Popular, Milagros Jáuregui, lanzó una suerte de voz de alerta ante el supuesto peligro que las familias homoparentales representaban, calificando a los miembros de la comunidad homosexual como pedófilos y animales. Sus desafortunadas palabras tuvieron lugar en el foro «Batalla Cultural: Cómo enfrentar el avance del globalismo y rescatar los valores tradicionales», organizado en el Congreso de la República por su copartidario y también congresista, José Cueto, ex jefe del Comando Conjunto de las FF.AA. durante el gobierno de Ollanta Humala.

Lamentablemente, el calificar de forma negativa al “otro”, ya sea por considerarlo inferior desde un plano individual/subjetivo, o porque en realidad es una persona con menos privilegios que la mayoría, no es un fenómeno exclusivo del Perú ni de estos tiempos. Hace cinco siglos, en otro continente y con otros protagonistas, las comparaciones con animales o bestias, eran uno de los recursos utilizados para descalificar a las minorías religiosas.

Entre 1500 y principios de 1600 existió en España una pequeña comunidad cristiana, de ascendencia musulmana, que fue perseguida por la Monarquía y la Inquisición: los llamados moriscos, o cristianos nuevos del islam.

Para entender este asunto, es preciso hacer un poco de historia. El 12 de octubre de 1492, bajo el gobierno de los Reyes Católicos, Fernando de Aragón e Isabel de Castilla, Cristóbal Colón y su tripulación desembarcan en las tierras que más tarde serían conocidas como América o el Nuevo Mundo. Sin embargo, esta no fue la única fecha significativa de ese complicado año. Los monarcas españoles, buscando cristianizar la totalidad de sus dominios, tuvieron que lidiar primero con sus súbditos españoles no-cristianos: los judíos y los musulmanes. Así, meses antes de la empresa colonizadora del navegante genovés, más precisamente el 2 de enero de 1492, Fernando e Isabel conquistan Granada, el último reino musulmán en España y en marzo del mismo año expulsan del territorio español a todos los judíos que se niegan a convertirse a la fe católica.

(La rendición de Granada. Francisco Pradilla y Ortiz, 1882)

Los musulmanes granadinos derrotados eran descendientes de los árabes del norte de África que habían conquistado, gobernado y habitado una buena parte de España durante ocho siglos. No obstante, después de tomar el poder, los Reyes Católicos ordenaron su conversión al cristianismo; es decir, que todos fueran bautizados en la fe católica sin importar si lo hacían voluntariamente o no. Los nuevos convertidos pasaron entonces a ser llamados moriscos y casi un siglo después, entre 1609 y 1614, serían deportados, bajo acusaciones de herejía y traición por, supuestamente, confabular con los turcos del Imperio Otomano, enemigos musulmanes del cristianismo en Europa.

(Moriscos en Granada. Christoph Weiditz, 1529)

Pero ¿qué tienen que ver los musulmanes cristianizados de 1600 con la congresista homofóbica de 2025? Pues que, al igual que esta, los sacerdotes españoles que apoyaban el destierro de los moriscos apelaban a su animalización, los comparaban con perros y serpientes y los calificaban como “naturalmente” lujuriosos. Algunos, incluso, solían identificar a su profeta Mahoma con el leopardo que aparece como una de las cuatro bestias en el Libro de Daniel (7: 1-12).

Uno de estos curas, ancestro ideológico de la congresista Jáuregui, fue Pedro Aznar Cardona, autor de la Expulsión justificada de los moriscos españoles, texto panfletario cargado de insultos hacia los musulmanes y moriscos y en el que los acusaba de lascivos y bestiales. Aznar sostenía que los moriscos estaban completamente entregados al “vicio de la carne” y que todos sus pensamientos y conversaciones giraban en torno a la actividad sexual. No solo eso, también añadía que esta comunidad criaba a sus hijos “como bestias, sin enseñanza racional”. ¿Suena conocido?

(Fragmento de la Expulsión justificada de los moriscos españoles de Pedro Aznar Cardona, 1628)

En su alusión a los homosexuales, Milagros Jáuregui, defensora acérrima de la familia tradicional (mamá, papá, hijos), dijo lo siguiente: “No podemos permitir que el ser humano se porte como animal, cuando el ser humano tiene conciencia, razonamiento”. Como parte de su desenfrenado alegato, la congresista afirmó también que las relaciones íntimas de las parejas de mismo sexo estaban cargadas de “lujuria y lascivia” y que en algunos casos llegaban a involucrar a niños.

Las injurias de Aznar Cardona resuenan en las de Milagros Jáuregui e incluso es posible establecer un paralelo entre las ideas disparatadas del cura español y las expresiones deshumanizantes de la congresista peruana. Cuando ésta animaliza a la comunidad homosexual, del mismo modo que Aznar a los moriscos de hace cuatrocientos años, lo que busca es limitar la posibilidad de que acceda a los mismos derechos de los que gozan los heterosexuales en el Perú (casarse, adoptar, etc.). Una vez que un individuo o grupo es considerado un animal, carente de razón y de conciencia, sus derechos (humanos) son simbólicamente anulados.

Asimismo, si bien en ambos casos existe una base religiosa para descalificar al “otro” (los cristianos católicos en contra de los musulmanes, los cristianos evangélicos en contra de los  homosexuales), lo cierto es que poco tienen que ver las creencias religiosas en este asunto y mucho sí una buena dosis de fundamentalismo mezclado con el abuso de poder. Al animalizar a los homosexuales, Jáuregui utiliza un recurso por el que no solo busca desprestigiar, sino también alentar el desprecio popular hacia la comunidad gay y, de ese modo, negarle los privilegios de los que gozan los heterosexuales.

A fin de cuentas, es más fácil atacar a comunidades marginadas y sin privilegios (hay que recordar que la comunidad LGBTQI+ carece todavía de derechos básicos y se encuentra, por ende, en una clara posición de subalternidad), que denunciar a quienes, por ejemplo, son comprobados pedófilos o violadores, pero pertenecen a las más altas esferas de la jerarquía social, política y religiosa del país.

Los antiderechos no son conservadores

A raíz del hecho que la academia parece haber despertado a la idea de considerar la importancia de la acción política de los sectores religiosos evangélicos y fundamentalistas, ha surgido la necesidad de encontrar una nomenclatura que se ajuste a las características de su accionar. Y una de las primeras formas en que los académicos se han referido a estos grupos es denominarlos «conservadores» o «ultra conservadores».

En realidad me parece un término poco feliz para describir la manera de hacer política de, por ejemplo, Muñante y compañía en el Congreso del Perú. Mucho premio llamar «conservadores» a estos sectores antiderechos. Porque el evangélico promedio es efectivamente conservador, especialmente en lo moral y lo religioso, pero ese mismo evangélico promedio no es fundamentalista, ni vota necesariamente a favor de la agenda moral profamilia y provida.

En una investigación realizada por Betsabeth Condor y Oscar Amat y León, en los departamentos de Lima, San Martín y Ayacucho se realizó una encuesta a más de 1000 personas evangélicas, entre los resultados más interesantes figuran los siguientes:

  • Más del 80% de los encuestados conocían al movimiento «Con Mis Hijos No Te Metas».
  • Más del 60% opinaba que los evangélicos sí deberían participar en política.
  • Más del 60% opinaba que era necesario que las/los estudiantes recibieran una formación en Educación Sexual Integral en los centros educativos.
  • Casi el 80% de los encuestados pensaba que la educación con enfoque de género es peligrosa para la niñez peruana.
  • Más del 20% de los evangélicos encuestados creían que las mujeres tienen derecho a interrumpir su embarazo por algún motivo, especialmente en casos de riesgo de vida de la mujer.
  • Y el 40% de los encuestados no creía que el movimiento feminista tuviese como objetivo la destrucción de la familia en el país.

Se puede consultar el documento completo de esta investigación en:

¿Por qué entonces, favorecer el uso de un término que parece que vuelve más grande y más numeroso al movimiento antiderechos? Es innecesario. Creo que una de las alternativas éticas que hay que profundizar para fortalecer la democracia es hacer el deslinde entre la mayoría de los evangélicos, probablemente conservadores, pero también personas interesadas en la justicia y en el bien común, distingiéndolos conceptualmente de esta otra camarilla de «políticos de Cristo», como diría el profesor Leonildo Silveira para referirse a estos aventureros de la política, quienes están obnubilados con su tarea de detener el avance de los derechos humanos en el Perú porque sienten que los cambios que están ocurriendo en el mundo les lleva a perder el poder y el control religioso con el que han estado acumulando: dinero, influencia y presencia pública.

No actúan en la política porque quieren defender su postura ética o moral, ni para defender los intereses de los evangélicos como grupo social; lo que pretenden es asentarse en el poder religioso y político para beneficiarse económicamente a sí mismos y a sus empresas eclesiásticas, y para obtener poder para lograr imponer su visión reaccionaria del mundo a toda la ciudadanía. Para esto no les interesa restringir la libertad de las personas, promover el retiro del Perú del sistema internacional de derechos humanos o restringir el trabajo de las ONG que actúan del lado de las personas que sufren vulneración de su dignidad. Para ellos todo vale, si de restringir derechos se trata.

En este sentido, los políticos antiderechos han perdido el rumbo ético. Su enfoque es obtener resultados a cualquier costo, incluso utilizando la mentira, la desinformación o la intimidación. De conservadores estos señores no tienen nada. Sin embargo, para tratar de camuflarse con el sector evangélico, se disfrazan de líderes religiosos con discursos que invocan textos bíblicos en eventos y marchas que aparentemente tienen un contenido religioso o moral, cuando en realidad son meras acciones políticas. Si tuviéramos que utilizar un lenguaje típicamente religioso diríamos que los evangélicos antiderechos han entrado a la política y han terminado contaminándose con los esquemas mundanos que decían combatir. «Han sido pesados en balanza y han sido hallados faltos». (Daniel 5:27)

¿Es un crimen ser gay?

En efecto, hay un grupo de personas opositoras a Alejandro Muñante y de todo lo que representa, que están difundiendo esta imagen como signo de que dicho personaje sería un «gay arrepentido». O sea, alguien que asumió y vivió su orientación sexual alternativa, pero que movido por una ideología religiosa postuló luego que todo lo LGTBIQ+ es la encarnación de lo satánico.

El panorama real acaso sea mucho peor. No se trata de un individuo que decide particularmente y para efectos de su muy peculiar existencia que ser LGTBIQ+ es algo «malvado» que «debe» ser objeto de «conversión» para volver al «camino correcto».

Se trata de alguien que postula que como Iglesia se debe hacer una campaña que invite a todos los integrantes de la comunidad LGTBIQ+ a que «asuman» y a que «reconozcan» que tener una orientación sexual distinta de la heterosexualidad es algo intrínsecamente perverso, que ningún individuo podrá ser una buena persona, un correcto ciudadano y por cierto, mucho menos, un buen cristiano, si decidiera «permanecer en el pecado» de ser LGTBIQ+.

El criminalizar a alguien por lo que es se llama derecho penal de autor, que no sanciona a nadie por haber hecho algo incorrecto, sino precisamente por ello: por ser algo en específico.

Su última encarnación oficial (porque extraoficialmente eso siempre ha habido, está habiendo y me temo que seguirá habiendo) fue el derecho penal nazi, que precisamente sancionaba con la muerte a los integrantes de la comunidad LGTBIQ+, igual que a los gitanos, que a los rosacruces y que a los judíos. No porque hubieran hecho algo indebido, sino porque eran LGTBIQ+, gitanos, rosacruces o judíos: el crimen es su mera existencia.

Creo que Alejandro Muñante todavía no postula que se criminalice ser LGTBIQ+, pero al paso que vamos, ¿faltará mucho para ello?

¡Alerta de fundamentalismo!

¿Deben los evangélicos participar en política?

Al observar el comportamiento político de la mayoría de representantes evangélicos en el Congreso, y en general, el de las autoridades evangélicas en los diferentes espacios de poder a nivel nacional, uno se queda pensando si los evangélicos realmente deberían participar en política.

Hace unos años, el debate sobre la participación evangélica en política tenía una connotación de reivindicación del derecho de una minoría religiosa a verse representada en el espacio público. Mientras que, el día de hoy, el debate es más bien si los evangélicos que han conquistado lugares de representación pública, reflejan un mínimo de la ética evangélica que durante casi 150 años ha caracterizado la reflexión y el quehacer de las y los evangélicos en el Perú.

La cosa se ha puesto tan fea en cuanto al contenido de las propuestas de los políticos evangélicos, y sus formas de actuación son tan impresentables, que hace un par de días, un conocido pastor pentecostal, Darío López, se hacía la pregunta en una de sus publicaciones en Facebook: «¿Y este señor? ¿En serio es evangélico?», reaccionando a uno más de los disparates políticos del congresista Alejandro Muñante.

Los juegos de la democracia nos dirán que es legal que la sociedad organizada en movimientos y partidos políticos brinde su aporte, por ejemplo, en el campo de las políticas públicas o en el caso de las religiones, promoviendo un ideario o una doctrina social. Sin embargo, cuando la sociedad siente que necesita protección de las pretensiones totalitarias de las religiones que buscan restringir el avance de los derechos humanos, o cuando se quiere imponer una visión de un grupo religioso en particular a toda la ciudadanía, restringiendo las libertades, entonces, estamos en problemas y en serios problemas.

Para terminar esta nota mientras preguntamos a nuestra audiencia qué opinan acerca de si los grupos religiosos, como los evangélicos, deberían o no participar en política de una manera confesional, les dejamos el enlace a un video publicado por el Observatorio de los Fundamentalismos, del Centro de Investigación en Religión y Política – CIERP, en donde la congresista, también evangélica, Milagros Jáuregui ofende abiertamente a la comunidad LGBTIQ+, señalando que cuando están con unas copas encima, estas personas actúan como animales, refiriéndose a su vida sexual. ¿Cuánto más deberemos seguir soportando como ciudadanía los abusos, la ignorancia y la estrechez de corazón de los representantes y autoridades evangélicas y sus ofensivas y estrambóticas formas de pensar y hacer política? ¡Parece que no tienen vergüenza!: https://youtu.be/AQb9iOjtK14

Diálogos permanentes sobre fe y políticas públicas

¿Estás interesado en participar de una experiencia académica, interdisciplinaria, virtual y abierta al diálogo sobre las implicancias de la presencia de lo religioso en las políticas públicas a nivel mundial?

La Fundación Wilberforce está abriendo un cupo de 5 nuevas plazas para jóvenes investigadores que estén interesados de involucrarse en estos diálogos con expertos nacionales e internacionales en el estudio de las relaciones entre religión y política, con énfasis especial en políticas públicas.

Si este es tu tema de interés, comunícate con nosotros al correo: fundacionwilberforce@gmail.com o al Whatsapp del número +51999310855

Conferencia: 18 de abril

¿Sabías que la esclavitud no es solo un fenómeno de la historia antigua de la humanidad sino que también es un flagelo actual en medio de las economías modernas?

El jueves 18 de abril, estaremos organizando una Conferencia sobre este tema titulada: «Grupos económicos y principios de esclavitud moderna en el Perú». De manera más específica, estaremos analizando el caso de la eliminación del sindicato de profesores de la Universidad Tecnológica del Perú (UTP) y la decisión del Ministerio de Trabajo a través de la SUNAFIL.

Para ello estaremos dialogando con Edgardo Balbín Torres, abogado del Observatorio de Brasil y Augusto Medina Otazú, Secretario General del sindicato de profesores de la UTP (SINPRUTP).

Puedes participar de este conversatorio a través del Zoom, para lo cual puedes inscribirte al correo: fundacionwilberforce@gmail.com o al Whatsapp del 999310855.

¿A dónde marcha el mundo evangélico?

Publicado originalmente en: https://cierp.org/2023/01/03/a-donde-marcha-el-mundo-evangelico/

Proyección de los posibles escenarios de la actuación política de los evangélicos en el 2023

Por: Oscar Amat y León & Miguel Ángel Castro

Se inicia el año 2023 en un contexto muy convulsionado para la sociedad peruana, en medio de una realidad compleja y violenta, en la cual los sectores evangélicos han jugado un rol de defensa del orden vigente, por encima de la justicia y de los intereses de los sectores más vulnerables.

El 2022 ha sido un año en que miembros del liderazgo evangélico relacionados con el Concilio Nacional Evangélico del Perú (CONEP) lamentablemente han fallecido (Víctor Arroyo, Pedro Merino) o su salud se ha visto afectada (Pedro Arana), dejando un espacio vacío que rápidamente ha sido llenado por líderes neopentecostales (Eduardo Concha, Cristian Scheelje, Miguel Bardales) quienes han asumido un control de los espacios representativos de los evangélicos (CONEP/UNICEP) y ahora se encuentran en pleno proceso de obtener legitimidad, a todo costo, ante los organismos de la sociedad civil donde el CONEP formaba parte.

En medio de este contexto global (social y eclesial) el Centro de Investigación en Religión y Política (CIERP) presenta lo que consideramos serán las grandes tendencias de los próximos escenarios de actuación política de los evangélicos, en los cuales se producirá el debate sobre el eje: Religión, Género y Derechos Humanos en el Perú del 2023:

1. Los nuevos «caminos de unidad»

En el Perú, desde la crisis religiosa en torno al debate producido en el mundo evangélico por la aprobación del artículo 50 de la Constitución del Perú, en 1993, existen dos federaciones que procuran representar a los evangélicos: por un lado, tenemos al Concilio Nacional Evangélico del Perú (CONEP), la más antigua, que data de 1940 y que recibió el reconocimiento de parte del informe de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación por su rol protagónico en la defensa de los Derechos Humanos en el Perú, durante el período (1980-2000). De otro lado, a raíz del debilitamiento del CONEP y finalmente ante su anuencia a la aprobación del artículo 50 de la Constitución Peruana de 1993 anteriormente mencionado, un grupo de iglesias no denominacionales vinculadas al sector neopentecostal, acusaron al CONEP de aceptar condiciones, sobre la igualdad religiosa, que no eran las más favorables para los evangélicos. Estas iglesias aspiraban lograr constitucionalmente, una situación de igualdad de privilegios con la Iglesia Católica. Ante esta situación las iglesias insatisfechas con el rol representativo del CONEP formaron, en 1993, la Unión de Iglesias Cristianas Evangélicas del Perú (UNICEP), en un clima de crisis institucional y enfrentamiento entre ambas organizaciones.

Con las crisis sufridas por el CONEP desde 1993 (su debilitamiento institucional, la pérdida de varias denominaciones evangélicas miembro, su profunda crisis financiera y la salida de varios de su líderes más representativos) todo esto ha llevado a que la presencia de liderazgos vinculados al mundo neopentecostal tengan una mayor fuerza y presencia tanto en las asambleas como en las Juntas Directivas elegidas al interior del CONEP. Es así que la última elección la presidencia de la Junta directiva haya recaído en Eduardo Concha, pastor de la Iglesia Agua Viva, una iglesia neopentecostal con muchas afinidades, a nivel de visión y estrategias, con el proyecto de UNICEP. En la práctica el copamiento neopentecostal del poder en ambas federaciones crea las condiciones para que en el 2023 ambos espacios sean la plataforma eclesial para las coordinaciones con el trabajo de los congresistas evangélicos anti-derechos y para que los neopentecostales obtengan una mayor presencia en los espacios de sociedad civil en los que participan, desde la defensa de una agenda pro vida y pro familia, teniendo en su horizonte teológico y político, la lucha contra la así llamada «ideología de género».

Material repartido por CONEP y UNICEP en un evento organizado por el congresista Alejandro Muñante, octubre 2022. Ahora entendemos mejor cuál es la nueva historia que ambas instituciones tienen por escribir.

2. La aventura política de los evangélicos

En el 2023, los evangélicos seguirán deslumbrados por las muestras de poder e influencia de los evangélicos políticos. Si bien en la actualidad no todos los evangélicos están de acuerdo con que los creyentes participen activamente en política, este grupo es cada vez más reducido. La discusión en la actualidad gira en torno a cómo debe ser la participación de los evangélicos en la política. Y en este caso, las opiniones son amplias y variadas.

Hay algunos sectores que estarían dispuestos a implantar una teocracia evangélica, en base a una lectura fundamentalista de la ley de Dios, siendo capaces de convertir los pecados personales en delitos civiles. Hay otro sector que durante el 2023 seguirá en aumento y que es más proclive a la defensa de los roles de la familia tradicional. Este grupo está abiertamente en contra del enfoque de género y la igualdad entre hombres y mujeres en la iglesia y la sociedad. Este sector pretende utilizar la política para la defensa de la visión y los intereses de las iglesias evangélicas, por lo cual, seguirá gozando de la aprobación de los sectores eclesiásticos evangélicos.

Pero además, en el 2023, se volverá más clara y más peligrosa para la democracia, la existencia de un sector político evangélico, más pragmático en cuanto a defender sus propios intereses y a sus aliados no evangélicos. Este sector usará en apariencia el discurso conservador y apelará a la moral evangélica para legitimarse, pero su principal pretensión serás asegurarse un espacio más estable dentro de la clase política, disfrutar de los beneficios de ser protagonista en la opinión pública y no tendrá escrúpulos para sostener alianzas políticas con sectores que participan de la corrupción y otros delitos, siempre y cuando éstos tengan una apariencia de lucha contra la así llamada «ideología de género». (Ver el concepto de «políticos antiderechos» en el trabajo de Amat y León & Condor, 2020, en: https://bit.ly/3GeZ7h3)

Este sector justificará sus alianzas ya no en base a la calidad moral de sus aliados, sino que estará dispuesto a minimizar las inconductas personales de sus colegas políticos o las violaciones de derechos humanos que se cometan, sobre el supuesto que solo Dios puede juzgar a sus ungidos (pastores o políticos) mientras que éstos afirmen una postura claramente pro vida y pro familia.

Congresista evangélico Alejandro Muñante, junto con otros miembros de su bancada.

3. El nuevo discurso eclesial: ser una iglesia relevante

En el año 2014 el pastor Robert Barriger, de la iglesia Camino de Vida (una de las iglesias neopentecostales más conocidas en el país) publicó un libro que se llama «La iglesia relevante» en el cual se brindan consejos sobre cómo producir el cambio del modelo tradicional de hacer la misión de la iglesia a un modelo más «moderno» y actualizado a las características culturales y las preferencias de consumo religioso de la juventud. De esa manera, piensa el autor, la iglesia se vuelve un modelo atractivo para la gente no evangélica y se vuelve una comunidad visible, irresistible, notoria y relevante. En síntesis, es un llamado a pasar -eclesialmente hablando- del mundo tradicional y rural, al mundo moderno y urbano:

«Hoy día encuentro esta curiosidad: en nuestra iglesia tenemos la posibilidad de llegar a muchos pueblos olvidados en la sierra alta del Perú. Ahí podemos ver lugares donde los padres y abuelos han practicado por generaciones las mismas costumbres y tradiciones. Se visten igual que sus antepasados de hace 500 años, trabajan sus cultivos tal y como sus padres, abuelos y antepasados lo hicieron. La mayoría son analfabetos, no tienen que leer ni escribir porque se levantan temprano para ir a trabajar en sus cultivos y regresan tarde a casa para dormir. Por otro lado, sus hijos tienen Facebook y se comunican por correo electrónico. Esto nos dice que las fronteras del mundo en la actualidad están cayendo».

Lo interesante del caso es que en el último desayuno del año, organizado por la Sociedad Bíblica Peruana , llamado «Ser iglesia en el año 2023», los tres conferencistas del evento (Concha, Scheelje y Bardales) desarrollaron de manera implícita y explícita, ideas relacionadas con el concepto de ser una iglesia relevante en el 2023, como pueden verlo en el siguiente video: https://bit.ly/3GfY2WC.

El objetivo es lograr visibilidad y prestigio a través del manejo de las adecuadas relaciones con el poder político, con el establecimiento de relaciones clientelistas con grupos poblacionales necesitados a quienes se puede deslumbrar con donaciones provenientes del exterior, dejando de lado tradiciones y prácticas evangélicas que no están más acorde con los tiempos contemporáneos y que más bien se convierten en un obstáculo cultural para la llegada de otros sectores sociales de mayor nivel social a las filas de los evangélicos, ahora convertidos en «cristianos a secas». Y es que muchas de estas iglesias prefieren referirse a sí mismas como iglesias cristianas, en lugar de utilizar el término «evangélicas», asociado a sectores rurales y pobres urbanos.

Eduardo Concha, presidente del CONEP, en conferencia «Ser iglesia en el año 2023», organizada por la Sociedad Bíblica Peruana (SBP).

«La visibilidad en este mundo es tan importante como la habilidad. En la actualidad no solo debemos tener habilidad sino también visibilidad. Ser visible para que la gente se dé cuenta de nosotros, para poner nuestro mensaje entre los cinco mil diarios que ellos ven, y que nuestro mensaje sobresalga para que se den cuenta del poder que tiene. Hoy día hay mucha «bulla» en el mundo, pero recuerda: nuestro mensaje puede ser admirado, observado y oído. La iglesia tiene que tener visibilidad»

Barriger, R. (2014). Una iglesia relevante.

Por lo cual creemos que en el 2023 las iglesias evangélicas, especialmente las consideradas como las mega iglesias de corte neopentecostal, pretenderán obtener una mayor aceptación por parte de la opinión pública haciendo uso de sus recursos humanos y materiales, con la intención de ampliar sus niveles de influencia, obtener reconocimiento del estado y otras instituciones, competir en la tutela moral del país con la iglesia católica y ser capaces de introducir los elementos de su agenda pública en la mayor cantidad de espacios posibles del estado y la sociedad civil.

Y estos sectores de la iglesia evangélica van a realizar esta acción como parte de su sentido misionero, movilizando a su feligresía a asumir una serie de compromisos para lograr la famosa relevancia, no solo como un elemento de prestigio social, sino como una manera de prevenir el avance del comunismo, el pensamiento progresista y la «ideología de género». La iglesia evangélica movilizará un espíritu de cruzada para «salvar» al Perú no solo espiritual o religiosamente, sino para «salvarlo» de caer en el gobierno de ideologías de izquierda, a las cuales se les identifica como la personalidad del mal a nivel político.

«La filosofía que yo prefiero seguir es esta: los cristianos somos sal y luz en la tierra; los cristianos debemos estar en esos lugares (música, TV, artes, política, etc.) para ejercer influencia. Y si Dios está ordenando a la iglesia cambiar, tenemos que cambiar. (…) Mi mentor, el doctor Edwin Louis Cole, dijo lo siguiente: «Cuando Dios ordena cambio, el cambio vendrá de arriba por revelación o de abajo por revolución. Pero siempre vendrá». Es mucho mejor, de hecho, cambiar a los líderes de arriba por una revelación que por una revolución. Pero si Dios ordena el cambio en la iglesia, es tiempo de cambiar.»

Barriger, R. (2014) Una iglesia relevante.

4. Una feligresía sumisa y otra insumisa

Diversos estudios realizados en el Perú (Oscar Amat y León & José Luis Pérez, 2020, 2021 y 2022) han demostrado que en materia electoral, por ejemplo, los evangélicos no votan en las elecciones generales según las consignas u orientaciones de los principales líderes pastorales de sus iglesias ni de sus operadores mediáticos. El voto evangélico, se ha concluido, es diverso y variado. A diferencia de otros países, en el mundo evangélico peruano no es totalmente cierto que «el hermano vota por el hermano».

Asimismo, en la encuesta aplicada a creyentes evangélicos en Ayacucho, Lima y San Martín, en el estudio realizado por (Amat y León & Condor, 2021) se comprobó que los miembros de la feligresía no opinan de la misma manera que sus pastores que participan en el Colectivo Con Mis Hijos No Te Metas, en temas como: el enfoque de género en educación, el derecho a decidir en las mujeres y la necesidad de la educación sexual integral en las escuelas. Según este mismo informe: «Es interesante notar que el 64% de la población encuestada cree que sí se debe enseñar Educación Sexual a los niños y niñas en los colegios. Sorprende que la población evangélica en su mayoría no haya internalizado el mensaje en contra de la enseñanza de la ESI en la escuela.»

Sin embargo, existe un amplio espectro de creyentes evangélicos que siguen las opiniones políticas y las orientaciones morales de sus pastores como si éstas fueran parte de la doctrina del cristianismo o del credo oficial de sus denominaciones. La pretensión de tener libertad de opinión sobre temas públicos en las iglesias evangélicas es un bien muy escaso. La espiritualidad de un creyente es medida, en la mayoría de ellas, en función del principio de obediencia a la autoridad pastoral, antes que, de la libertad de conciencia o del libre examen de las Escrituras.

Por tanto, en el 2023 aumentarán las tensiones entre sectores evangélicos a nivel de conflicto de mentalidades y choque de cosmovisiones; las cuales se expresarán en la toma de distancia de un sector evangélico pensante y dialogante, respecto de las líneas más autoritarias y fundamentalistas del liderazgo mayoritario evangélico. Un buen número de creyentes evangélicos, entusiasmados por el eje de la libertad cristiana y la lucha por la justicia, profundizarán en una búsqueda de la experiencia espiritual no institucional, procurando un seguimiento de discipulado radical, tomando distancia de las relaciones con las componendas políticas, la corrupción y la manipulación religiosa en sus propias iglesias.

Por otro lado, en el 2023, amplios sectores del fundamentalismo religioso radicalizarán las medidas a tomar contra el pensamiento divergente y promoverán el seguimiento del pensamiento único, como valor religioso. En síntesis, podemos decir, que en el próximo año tendremos una iglesia evangélica insumisa y minoritaria que será claramente diferenciada de una mayoría evangélica, sumisa a la hegemonía de su liderazgo pastoral.

5. La cruzada contra la «ideología de género»

Una de los grandes objetivos del sector evangélico vinculado con los colectivos y movimientos anti-derechos ha sido la creación de una agenda pública que pueda movilizar a los diferentes sectores del mundo evangélico. Esto implica movilizar: a la feligresía evangélica, a sus liderazgos pastorales, a las iglesias independientes no denominacionales, a las grandes denominaciones evangélicas, a los seminarios e instituciones de educación teológica, a los ministerios para-eclesiásticos, a las ONG de inspiración evangélica y a las federaciones y otras organizaciones que representan a los evangélicos a nivel de las regiones.

Esta tarea ha sido cumplida de manera exitosa por los fundamentalismos político-religiosos con la creación del miedo a la así llamada «ideología de género», el cual ha sido popularizado tanto por el mensaje de ciertos sectores de la iglesia católica, como de la mayoría de las iglesias evangélicas. Es así que estos grupos han identificado la perspectiva de género con el resurgimiento del terrorismo y de la subversión en el país; han introducido la idea de la existencia de un conflicto cultural en torno al postulado que afirma que «el género es una construcción social», y de esta afirmación han derivado los juegos mentales más macabros que supuestamente irían en contra de la identidad de las personas, la destrucción de la familia o la homosexualización de la niñez.

Algunos de estos sectores evangélicos promotores de la agenda anti-género, han tratado de traducir el miedo y el conservadurismo de gente de iglesia, pero también de la ciudadanía en general, para convertir estos dos elementos en réditos políticos personales para candidaturas y postulaciones a puestos públicos en base a presentarse como si estos personajes fueran defensores de la decencia pública, la moralidad cristiana o el ordenamiento patriarcal. Sin embargo, la política del miedo ha traído resultados electorales relativamente poco auspiciosos hasta la actualidad. No todos los candidatos que han enarbolado las banderas pro vida y pro familia han logrado el éxito que esperaban, pero otros sí lo han logrado.

Por todo ello, afirmamos que en el 2023, la agenda pública pro vida y pro familia procurará ser convertida en una cruzada religiosa por los políticos anti-derechos para instrumentalizar el capital religioso de las iglesias evangélicas en beneficio del fortalecimiento de sus propios liderazgos. Esta cruzada será aceptada por líderes evangélicos que intentarán usufructuar la crisis política del gobierno actual, convirtiéndose en referentes de moralidad pública, empleando terminología como «lucha contra la corrupción», «integridad» y «defensa de la democracia» para desacreditar a las organizaciones que promueven los derechos humanos, para criminalizar la protesta y para auto convocarse como mediadores de los conflictos sociales en el país.

6. La oportunidad de las iglesia evangélicas en el interior del país

El crecimiento evangélico en el Perú, a nivel cuantitativo, ha ido disminuyendo con el paso de los años. Las iglesias evangélicas crecen pero no al ritmo que se esperaba. La alternativa de un cristianismo espiritual y no institucional ha venido aumentando en los últimos años, hasta el punto de convertirse en la gran tendencia estadística entre las preferencias religiosas de la población en un contexto de post pandemia.

El mundo evangélico en el interior del país que había sido un bastión de crecimiento y base social para las grandes denominaciones en el siglo xx, el día de hoy se encuentra en una profunda crisis de definiciones. Por un lado, existe un liderazgo evangélico urbano en las provincias, que intenta sin mucho éxito asimilar o copiar el modelo neopentecostal de ser iglesia, trata de seguir el paso de las tendencias provenientes del evangelicalismo limeño y se da cuenta que sus esfuerzos encuentran resistencia en tradiciones culturales andinas y amazónicas que son una resistencia a la fácil asimilación de los valores que éstas intentan promover.

De otro lado, existe un mundo rural evangélico aislado de los circuitos misioneros «modernizantes». Este mundo rural ha sido descuidado y desatendido por los liderazgos denominacionales, que desde Lima ejercen el gobierno de las iglesias. Es así que algunos elementos de la cultura popular andina y amazónica se han fusionado en el interior del país con la herencia evangélica produciendo signos de una nueva cultura popular y religiosa, que resalta la práctica de los elementos comunitarios, la solidaridad, la búsqueda del bien común y la afirmación de la justicia.

Este mundo evangélico provinciano ha sido reconocido por el informe de la CVR como un factor de resistencia a la presencia de Sendero Luminoso en el conflicto armado y cuya acción heroica ha sido estudiada por el antropólogo Ponciano del Pino, en su trabajo Las rondas campesinas y la derrota de Sendero Luminoso (1996). Sin embargo, este sector evangélico provinciano es resistente muchas veces a los avances de los derechos sexuales y reproductivos, el enfoque de género y la lucha para erradicar la violencia contra la mujer.

Al mismo, tiempo la población juvenil, especialmente las jóvenes mujeres, así como las/los nuevos estudiantes de teología son dos sectores que en el 2023 marcarán una diferencia en la construcción de una manera de pensar más abierta y más favorable a la defensa de los derechos humanos. Para esto será necesario fortalecer la presencia de una educación teológica de calidad en las regiones, la popularización de programas de estudio en ciencias de la religión y la divulgación masiva de herramientas de educación popular para el estudio crítico de las Escrituras a través de redes sociales, a fin de reducir el avance de la influencia del fundamentalismo en las regiones. Asimismo, será necesario contar con una estrategia de encuentros pastorales regionales que impidan que los sectores anti-derechos coopten estos espacios, que por ahora todavía les son ajenos.

7. La atomización de los sectores «progresistas»

La iglesia evangélica en el Perú, desde la llegada de los primeros misioneros en el país en el siglo xix, tiene una larga historia de construcción de relaciones con sectores políticos y sociales a los que podríamos denominar «progresistas», en los inicios de la vida republicana esto se expresó en la formación de alianzas con sectores políticos liberales y anticlericales, en la búsqueda de la expansión de derechos civiles, entre los que se encontraba la libertad religiosa en el Perú.

Luego en el Perú de fines del siglo xix hasta mediados del xx, que luchaba por dejar de ser una república aristocrática, las iglesias evangélicas optaron por respaldar las protestas del movimiento indígena, los movimientos sociales de obreros y campesinos, así como a los nuevos partidos políticos revolucionarios, como el partido aprista de aquel entonces, liderado por Víctor Raúl Haya de la Torre, un joven político que mantuvo una relación amical muy fuerte con el misionero presbiteriano escocés John A. Mackay, de quien recibió apoyo en un período de la historia en el que era común que los colportores o vendedores protestantes de de literatura evangélica llevaran en su equipaje, en la parte superior, los textos bíblicos a vender y debajo de ellos, ejemplares del diario La Tribuna aprista para su distribución.

En la época de la violencia política en el Perú (1980-2000) los evangélicos vinculados al Concilio Nacional Evangélico del Perú, diversos jóvenes teólogos y profesionales del movimiento estudiantil evangélico, así como muchas comunidades eclesiales en el interior del Perú contribuyeron activamente en el proceso de pacificación y defensa de los derechos humanos en el país construyendo un rostro público mucho más progresista ante la opinión pública, el cual muchas veces fue resistido como poco espiritual por los propios líderes evangélicos denominacionales, que creían ver en las acciones proféticas de este sector de la iglesia, una tendencia orientada hacia la izquierda política en el Perú.

«Cuando la violencia se tornó más sangrienta, en el período que el PCP-SL denomina del «equilibrio estratégico», los pastores de estas zonas consideraron que, consecuentemente con su misión religiosa, debían asumir una postura de defensa de la dignidad del ser humano. Esta convicción les permitió enfrentar abiertamente al PCP-SL. Su discurso religioso, que señalaba que por ser la vida creación de Dios, ésta no debía ser eliminada, marcó un hito importante en el procesamiento y respuesta de las congregaciones evangélicas rurales frente a la violencia política, frenando así la prédica del PCP-SL.

Para las iglesias metropolitanas, que cuentan con una mayor estructura organizacional y de recursos, la violencia era interpretada como la ausencia de Dios en el corazón de los hombres, primando como praxis la proclamación verbal del Evangelio para alcanzar la misericordia de Dios para nuestro país. Los condicionantes sociales y políticos no formaron parte de su lectura para entender la violencia política, y ésta fue interpretada desde una espiritualidad divorciada de su contexto social.

Caleb Meza, [director del CONEP en ese entonces] en una entrevista concedida para estos propósitos, señala que: […] con temor y vergüenza […] cuando presentaba los problemas de las iglesias rurales a los líderes denominacionales, la respuesta de ellos era: «Si les pasa algo, por algo será», «El Señor sabe por qué hace las cosas». No estaban muy convencidos que el sufrimiento del campo era injusto. De otro lado, los hermanos del campo tampoco estaban para quejarse, debían resolver sus problemas. Es posible también que el CONEP no haya jugado un rol de interlocutor válido, por no tener la autoridad de no vivir en la zona, de ser muy jóvenes para afrontar a los líderes mayores de las denominaciones. No nos tomaron muy en serio por ser jóvenes o
porque nos tildaban de rosados o comunistas».

Informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación. Tomo III, capítulo 3.

El giro institucional hacia la derecha política por parte de los organismos evangélicos y de los liderazgos pastorales es un fenómenos relativamente reciente en la historia de la iglesia en el Perú. Este hecho tuvo su origen en la crisis institucional del CONEP de los años 90, en el apoyo de los evangélicos al fujimorismo en esos mismos años y en el surgimiento de una vanguardia pastoral conservadora vinculada a la Fraternidad Internacional de Pastores Cristianos (FIPAC) que asumió como bandera política la lucha contra la así llamada «ideología de género» durante el siglo xxi.

El pastor y líder político Humberto Lay y el ex dictador Alberto Fujimori: con ellos se inició el proceso de participación política conservadora de los evangélicos en Perú.

A partir de allí se inició en el Perú una persecución pastoral hacia los liderazgos evangélicos que tenían una visión más progresista y ecuménica en la teología y en la política. Líderes religiosos progresistas fueron amenazados o prohibidos de enseñar en seminarios e instituciones teológicas, perdieron sus pastorados al interior de sus comunidades de fe; sufrieron la contracción o el cierre de los fondos de la cooperación internacional y el financiamiento externo; muchas de las ONGs de inspiración evangélica que sostenían proyectos de defensa de derechos humanos empezaron a competir cada vez más entre ellas por fondos cada vez más escasos y reducidos. Algunos líderes evangélicos progresistas al ver en riesgo su propia situación económica, personal y familiar, ofrecieron sus servicios de asesoría a proyectos evangélicos más conservadores o cambiaron su membresía religiosa a denominaciones evangélicas más conservadoras, para poder subsistir. De esta manera el movimiento evangélico progresista se vio atomizado y debilitado frente a la consolidación del poder del sector fundamentalista y conservador en el mundo evangélico durante buena parte del siglo xxi.

Según el investigador José Luis Pérez Guadalupe (2018), existe en el mundo evangélico «una tendencia fisípara y un ADN atomizador» que bien se podría aplicar a la condición de los liderazgos evangélicos de tipo progresista. Existe entre ellos una comunidad de ideales compartidos; sin embargo, los celos, las rivalidades, los personalismos y la competencia por encima de la cooperación, son vicios que debilitan la eficacia de su intervención e influencia social.

Por todo ello, podemos afirmar que en el 2023, los liderazgos evangélicos progresistas enfrentarán la alternativa de cooperar activamente entre sí, superando sus rivalidades internas o perderán la poca eficacia social que aun mantienen, frente al sentido de unidad institucional mostrado por las organizaciones fundamentalistas y antiderechos.

De la misma manera, en el 2023, las organizaciones de carácter secular que defienden los derechos humanos, incorporarán a los actores progresistas religiosos y sus discursos teológicos críticos en su estrategia para enfrentarse a los fundamentalismos político-religiosos, ante la opinión pública y el estado; desterrando paulatinamente la idea de que todo el cristianismo es esencialmente fundamentalista y anti-derechos. Asimismo, promoverán la idea del Perú como un país intercultural donde las personas puedan tener la libertad de decidir si desean o no seguir el camino del ateísmo, la religión o la espiritualidad sin ser discriminados por razones de conciencia; de otro lado, establecerán que el problema del fundamentalismo no está en la mera referencia al texto bíblico en sí, sino en la interpretación que a éste se le otorgue, recuperando el poder liberador del mensaje cristiano, despojándolo de su ropaje tradicional de defensa del orden social y patriarcal.

Alerta N° 5: Congreso peruano elimina educación sexual integral en los colegios imitando a los Estados Unidos. Pero Europa toma posición opuesta

Por: Alberto Salazar V.

El 5 de mayo del 2022 el Congreso del Perú aprobó el Proyecto de Ley que «Impulsa la Calidad de las Materias y Recursos Educativos en el Perú», PL 904/2021-CR, promovida por el congresista Esdras Medina (evangélico, Renovación Popular).

Este proyecto de ley ha sido calificado por muchos como contrario a la educación sexual y de género en los colegios. Sin embargo, el 28 de marzo del 2022, el estado de Florida en los Estados Unidos de América promulgó una ley muy similar: «CS/CS/HB 1557: Parental Rights in Education», propuesta por republicanos y apoyada por un sector de evangélicos americanos.

A pesar de que existen leyes similares en algunos otros estados en los Estados Unidos de América, dicha ley de Florida ha sido cuestionada por el presidente Biden y aun por la empresa Walt Disney World. Esta última se ha sumergido en una batalla legal con el estado de Florida por criticar dicha ley.

La historia en Europa es muy diferente.

En Julio del 2021, la Comisión Europea decidió iniciar acciones legales en contra de Hungría y Polonia por haber introducido leyes que prohíben la educación sexual en los colegios y por violar derechos fundamentales de las comunidades LGBTIQ.

Estas discrepancias en el tema de la educación sexual en los colegios también se han notado en el Perú mediante el pronunciamiento de diversas organizaciones de la sociedad civil, defensoras de Derechos Humanos, como por ejemplo, mediante el pronunciamiento de Amnistía Internacional, quienes califican el PL aprobado por el Congreso peruano como “una grave amenaza a la Educación Sexual Integral”. Les Invitamos a considerar las evidencias presentadas y promover el debate amplio, informado y diverso.

Alerta N° 3 : «»Festejación»-Testimonios de Racismo y Clasismo en las Iglesias y la Sociedad.

Publica tus testimonios de racismo y clasismo. Compartir ayudará a tomar conciencia del problema y contribuirá a eliminar el cáncer del racismo y clasismo que condenan al Perú y otras naciones al subdesarrollo y a la miseria de los más marginados o vulnerables.

La Fundación Wilberforce anticipa una nueva oleada de la pandemia del racismo y clasismo que impera en la sociedad peruana a raíz de la identidad y origen del nuevo presidente Pedro Castillo T. y su esposa Lalia Paredes. Los comentarios despectivos que están comenzando a circular en las redes por el uso de la palabra «festejación» por la primera dama parecen ser las primeras señales del rebrote de esta pandemia social.

Publica tus testimonios o comentarios con libertad, respeto y honestidad al final de esta sección (en «Dejar un Comentario») indicando tu nombre o de modo anónimo. Sugerimos en lo posible indicar detalles como fecha, lugar, palabras o acciones utilizadas, personas afectadas, impacto personal y social y/o nombre de la iglesia (si fuera el caso).

Enviar sus comentarios, preguntas y observaciones a: https://forms.gle/pGjgX7RKvM9RH2De8

Alerta N° 2 – Nulidad de Elecciones 2021 y Grupo Agrokasa-Chlimper

David Chlimper A., socio principal de Agrokasa, grupo empresarial agroexportador, paga la mayor parte del costo de los recursos de nulidad de las elecciones promovido por Keiko Fujimori: ¿Qué motiva el apoyo del Sr Chlimper? ¿Defensa del voto libre o del interés económico? ¿Intento de captura del Estado para cambiar las leyes a favor del sector agro-exportador?

David Chlimper – DNI 08229751 (según datos confirmados en RENIEC) / Imagen tomada de IDL

Historia del involucramiento de los accionistas del grupo Agrokasa-Chlimper en la creacion de politicas y leyes para favorecer al sector agro-exportador:

2000-Oct: Ley 27360 -Ley de Promoción Agraria también conocida como la Ley Chlimper (Ley firmada por José Chlimper A. y Fujimori) que baja impuesto a la renta al 15% para el sector agro-exportador y salarios de los trabajadores (por 20 años). José Chlimper A. también es accionista de Agrokasa, grupo empresarial agro-exportador, junto a su hermano David Chlimper A. y otros. Las ventas anuales de Agrokasa en promedio giran alrededor de los 100 millones de dólares según informes del 2020 y 2021.

2019-Oct: Fiscal incluye a José Chlimper A. en investigación de Keiko Fujimori por el caso Odebrecht y lavado de activos (hasta el presente)

Investigación iniciada en el 2019 y continúa hasta el presente

2020-Enero: Congresista de Fuerza Popular, Miguel Torres (Miki Torres) expresa preocupacion por la dacion del DU 043 que propone mejoras de las condiciones de la actividad agraria. Miki Torres lidera, al lado de Keiko Fujimori, la impugnacion de la elecciones al presente.

2020-Nov: Estalla protesta de trabajadores agrarios en Ica, La Libertad y varias otras provincias.

2020-Dec. 6: Se deroga Ley Chlimper (Ley 27360)

2020-Dec. 31: Se promulga la Ley 31110 que sube progresivamente el impuesto a la renta para el sector agro-exportador al 30% así como los sueldos y beneficios de los trabajadores agrarios (impacta negativamente a Agrokasa de los Chlimpers y otros empresas del sector)

2021-Marzo: Accionistas de Agrokasa declaran preocupación por el futuro pago de mayores impuestos y salarios a los trabajadores como resultado de la Ley 31110 (Memoria de Agrokasa 2020, firmada en Marzo 2021 y presentada a la Bolsa de Valores de Lima, p 8-9)

2021-Junio 13: David Chlimper A., accionista principal de Agrokasa-Grupo Chlimber, paga la mayor parte del costo de los recursos de nulidad de elecciones promovidos por Keiko Fujimori.

¿Sugieren estas evidencias que el Sr. David Chlimper A., accionista principal de Agrokasa junto a su hermano José Chlimper A. y otros familiares, estaría defendiendo su interés económico por vía del financiamiento de los recursos de nulidad de Keiko Fujimori antes que el voto libre y las elecciones validas? Del mismo modo, ¿habría un interés en apoyar dicha candidatura y la nulidad de las elecciones para evitar el proceso penal en curso contra José Chlimper A. por lavados de activos? ¿Carecen los recursos de nulidad de las elecciones de autoridad moral a la luz de los actos de David y José Chlimper A.? ¿Es este un caso más de captura del Estado para controlar las leyes y políticas a favor del sector agro-exportador?